sublime el momento en que con mi taza de té o de café, o mi vaso de birra o de vino, armo un cigarro con los dedos, lo fumo y escribo unas líneas contemplando la nada, utilizando la oportunidad de paz respectiva de cada madrugada para limpiar un poco más el caos del alma son exactamente ocho minutos
Comentarios
Publicar un comentario