sería fácil? debería? es,
en realidad, y yo no me atrevo a saberlo?
lo resistiría
aún
mi cuerpo?

no puedo. esto es lo que sé y me lo digo
quebrada
junto al calor de mi gata
ella no entiende
lo que pasa

se mete a la cama conmigo,
establezco su lugar y el mío,
me muevo
cada vez menos,
ahora estoy llorando

ella no entiende
lo que es normal y no
que yo haga, digo
duermo sola, como una viuda
como alguien que tiene algo muerto
en el ropero
pero tengo solo veinticuatro años.

pienso que podría
te juro, intento
pensar que es una posibilidad
que alguna día, sin presiones, tal vez
pero recuerdo

mi cuerpo es una devastación. se siente como algo que si no sostengo, se cae
como un cristal, como una bolsa de supermercado con más peso del que puede soportar

hay un lugar donde no dudo. no hay trampas. no hay posibilidad. solo una certeza. un momento que empieza y termina, tengo en estas manos el control o al menos de alguna manera puedo creer que así es.

soy una tonta que fue violada una y otra vez por la única persona con la que tuvo este grado de intimidad. hola gordo, dejé milanesas con puré. te amo. un corazón.

eso decía mi mensaje, como la nada, después de haber cogido a la mañana solo porque él quería.
qué sabía yo que mi deseo se estaba configurando, ahí también? o desconfigurando
nadie hablaba de deseo, nomás él cuando me preguntaba
contra la pared y con su cuerpo encima mío
qué iba a decir?

mis años se quedan quietos en ese instante. ese y otros que recuerdo. también con otros tipos a cuyas casas me animé a ir. a tomar una cerveza. a pedir una campera. a quedarme a dormir porque hacía frío y
eras mi amigo, boludo, por qué?

ahora estoy desconfigurada para siempre, porque soy humana y no tengo botón de reset. ojalá sí. eso quise. probé. pero no existe la marcha atrás en este plano y todo lo que puedo es accionar, decidir, dónde sí y dónde no, hasta qué parte, de qué manera, a cambio de qué, también.

aprendí a mercantilizar mi cuerpo en un mundo donde mi cuerpo es mercantilizado. tengo el poder? algunes dicen que sí. otres creen que no. me costó contarle a algunas amigas y seguro alguien cree cosas de esto que no se atreve a decir. mi familia lo sabe y cuando lo recuerdo pienso que cómo puedo fallarles así. de este modo. tratando a mi propio cuerpo como una bolsa de nada. como un paquete.

no pude hacer otra cosa. necesito que entiendan y entender yo misma, también. necesito que mi psicóloga entienda. o que me explique. o encontrar alguna de estas respuestas en un post de instagram de un psicólogo con perspectiva de género o algo así. 

estoy llena de dudas y estar rodeada de estímulos me hace daño. creer que lo que construí está bien, que es lo que pude y puedo tenerme paciencia, creer que está mal y que rompí de nuevo mi propio cuerpo tomando una mala decisión, como tantas otras.

cuando era adolescente me hice anoréxica. vomité en un montón de baños distintos. menos, los de las casas de mis amigas. yo misma decidí eso? desde dónde? hasta cuando? ahora nada más sé que los trastornos alimenticios son crónicos, que cuando como mal me siento como la mierda y que si no me muevo por más de dos días seguidos, la empiezo a quedar. esto es lo que construí, y a mis amigas les digo: "hiciste lo que pudiste", pero a mi me doy diez calesitas de vueltas por noche y también de día, y otras diez o veinte cuando algo del entorno me hace dudar de mi propia percepción.

realmente quiero? el deseo está gestionado, me apuro a contestar. además este cuerpo no. no quiero. mejor la quedo. tengo una colección de estresantes y cuando uno se me acerca mi cuerpo responde: pues no, mi ciela.

pienso que puedo configurar a mi antojo ahora que sé que mis decisiones pueden ser tan difíciles como transformadoras, pero este dolor es tan grande que abrirme implica abrir también una herida tan profunda que divide a mi cuerpo, que me desintegra.

preferiría no hacerlo.

Comentarios

Entradas populares de este blog

ocho minutos